5 razones para comprar un Pixelbook y otras 7 para no hacerlo
Con todos ustedes, señores y señoras, el mejor Chromebook de la historia. Que por cierto, cambia de nombre y se llama Pixelbook, en un arranque de orgullo googleriano (¿googlerita?) que convierte a este convertible en el más ambicioso de todos los equipos basados en Chrome OS.
Es desde luego un equipo que atrae por diseño y prestaciones, pero al que también se le pueden encontrar algunos peros. De hecho hay casi tantos argumentos a favor de este equipo como en su contra: veamos cuáles te convencen más.
Cualquier Chromebook pasado fue peor
Como sucede con sus nuevos Pixel 2 y Pixel 2 XL, Google se quiere diferenciar de sus partners tradicionales con un Chromebook totalmente orientado a la gama alta. No hay medias tintas, ni por prestaciones, ni por precio.
Ese precio —que parte de los 999 dólares en Estados Unidos, uno de los pocos países donde se venderá— es sin duda el que rápidamente sirve para establecer un punto de referencia, porque el mercado de los convertibles, cada vez más animado, hace que de repente tengamos muchas alternativas al Pixelbook. Ninguna, eso sí, basada en Chrome OS, que es probablemente lo que Google ha querido lograr con este producto.
De hecho todo lo que habíamos visto en el pasado parecía orientar a los Chromebooks hacia un sector «modesto» en necesidades como es el educativo. Los Chromebooks no necesitaban lo último en hardware o en diseño para convencer: se habían convertido por derecho propio en los sucesores de los netbooks, equipos baratos pero funcionales, y que además se beneficiaban de las virtudes de Chrome OS en cuanto a seguridad y fluidez de la interfaz.
En este Pixelbook la apuesta es otra. Google no pretende ya plantear un equipo para estudiantes: el Pixelbook se quiere comer a todos los que se pongan por delante, ya sea en la oficina o en el hogar. Las dudas sobre su potencial para hacerlo, no obstante, son relevantes, y es que los Pixelbook tienen tantas luces como sombras. O quizás no; vamos a repasarlas.
A favor del Pixelbook…
Empezamos con las razones que desde luego ayudan a convencerse de que el Pixelbook puede ser una gran compra. Es una lástima que de momento no podamos acceder al equipo, que solo se pondrá a la venta en Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido, pero desde luego las ventajas están ahí.
Esas ventajas tienen mucho que ver con la concepción de un equipo que además llega con nuevas fortalezas gracias a ese formato convertible y a la integración total del asistente total de Google. Veamos cuáles son esos argumentos para la compra:
- Diseño y potencia: otros equipos son delgados y ligeros, pero el Pixelbook lleva esa máxima a nuevos límites con su grosor de 10,2 mm y sus 1,1 kg de peso. Eso no ha impedido que hayan podido integrar potentes procesadores Intel Core i5 e i7, lo que por cierto nos lleva a la segunda virtud de estos equipos.
- Fanless: adiós a los ventiladores, incluso en el modelo más potente con el Core i7 y que esconde otro pequeño pero importante secreto. Ni más ni menos que una unidad SSD con soporte NVMe, algo que no tienen los modelos inferiores y que marca la diferencia en las velocidades de lectura y escritura de datos en esa unidad.
- Pixelbook Pen: este accesorio puede no ser para todo o para todos, pero aquí Google se pone a la altura de los mejores en cuanto a latencia (10 ms) y niveles de presión, lo que teóricamente ofrecerá una experiencia de usuario fantástico tanto a la hora de tomar notas como de dibujar.
- Chrome OS: el sistema operativo de Google para sus equipos portátiles y convertibles no es perfecto (de hecho también lo incluimos como desventaja), pero tiene virtudes evidentes. La concepción de este sistema hace que sea especialmente seguro y fluido, y si os habéis adaptado ya al trabajo y ocio en la nube las ventajas de esos escenarios de uso son claras.
- Google Assistant: la integración del asistente de voz de Google puede ser un punto de interés notable en este producto. En el Pixelbook encontramos hasta una tecla dedicada a invocarlo (en la posición tradicional de la tecla de bloqueo de mayúsculas), y también podremos lanzarlo al usar el Pixelbook Pen.
… y en contra
Esos argumentos a favor son no obstante superados (al menos en número) por los que nos hacen pensar que lo de comprar un equipo como un Pixelbook no es ahora mismo una buena idea.
No es problema solo de un producto que no es del todo perfecto: es que además tenemos un excelente mercado de portátiles y convertibles que a pesar de seguir desacelerando nos sigue asombrando con apuestas cada vez más versátiles y potentes.
- Marcos de pantalla: Google ha tomado muchas buenas decisiones en el diseño, pero no se ha aplicado demasiado con los marcos de pantalla del Pixelbook, que son sencillamente enormes. Ahí desde luego tiene que ver ese comportamiento como tablet (el agarre cambia), pero si usáis el equipo mayoritariamente en modo portátil, la pega está ahí.
- Procesadores: aunque la presencia de los Core i5 y Core i7 deja claro que podremos enfrentarnos a cualquier tarea, la no utilización de los nuevos modelos de octava generación es una decepción, sobre todo por la eficiencia y ahorro en autonomía que hubieran aportado.
- ¿Potencia desaprovechada?: la duda nos consume. ¿Por qué integrar todo un Core i5 o un Core i7 en un equipo que básicamente se dedica a ejecutar un navegador web? ¿No parece una elección exagerada? Puede que aquí el soporte de aplicaciones Android, quizás más exigentes en recursos, explique esa elección, pero eso haría automáticamente que Chromebooks inferiores no garantizaran una buena experiencia en este caso. La ausencia de aplicaciones nativas en Chrome OS hace extraña esa decisión, aunque estamos seguros de que si sigue siendo posible instalar Linux a través de Crouton la cosa cambie. De hecho hay también otro escenario, el del desarrollo software, que puede beneficiarse de esta potencia.
- Conectividad: como sucede con la crítica a los MacBook y MacBook Pro, esa apuesta única por los puertos USB-C hace que suframos el caos del #donglelife que hace que los adaptadores sean necesarios para conectar «viejos» dispositivos. Aquí incluimos también la ausencia de una ranura SD o Micro SD que habría aliviado al menos parte del problema. Eso sí: aL menos tenemos minijack para los auriculares.
- Aplicaciones Android: esto debería ser una ventaja y no una desventaja, pero lo poco que hemos visto del soporte de aplicaciones Android en Chrome OS no nos ha convencido. Se supone que con los Pixelbook esto cambia y esa característica deja de estar en modo «beta», pero en el evento de Google apenas hubo datos convincentes al respecto salvo por el comentario de que Adobe y Microsoft estaban trabajando para reforzar ese soporte.
- Chrome OS no es Windows ni macOS: este es el principal pero que se le puede poner a un convertible con el que Google quiere que lo hagamos todo. Es cierto que muchas tareas ya las realizamos desde el navegador, centro de la experiencia de Chrome OS, pero hay otros muchos escenarios en los que las aplicaciones nativas de Windows o macOS resultan críticas para ciertos flujos de trabajo. Incluso podríamos hablar de una apuesta similar, la de los iPad Pro, que gracias a iOS 11 están logrando convertir ese escritorio móvil a uno mucho más tradicional de sobremesa con éxito.
- Precio: los nuevos Pixelbook no son precisamente baratos, sobre todo cuando uno los compara con los productos de una competencia cada vez más feroz. Los últimos convertibles de Microsoft, Apple, HP, Samsung o Lenovo (por citar algunos) demuestran contar con unas relaciones precio/prestaciones que desde luego plantean muchas dudas a la hora de elegir unos u otros.
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Javier Pastor
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