¡Valar Morghoulis, Pablo Escobar!: Netflix encuentra en 'Narcos' su 'Juego de Tronos'
Cuando en 2014 Netflix anunció a bombo y platillo que produciría una serie sobre la vida del narcotraficante Pablo Escobar los medios recibieron la noticia, por un lado, con algo de escepticismo y, por otro, evidenciando que el asunto era poco más que una operación de marketing que formaba parte de dos necesidades: el comienzo de la expansión a nivel global de Netflix que, ese año, habia anunciado que se implantaría a nivel global antes de 2020 y poder ofrecer en la plataforma un producto hecho a medida del público latino. Una apuesta, también, con la vista puesta en la llegada de Netflix a España que ocurriría un año después.
La apuesta se llamaba ‘Narcos’. Netflix la coproduciría junto a Gaumont International Television (partner de Netflix en las producciones “F is for family” y “Hemlock Grove”) y la compañía colombiana Dynamo que ha servido como productora de servicios (coordinando el trabajo en las localizaciones colombianas y coordinando a la unidad de rodaje establecida en dicho país durante las dos primeras temporadas) y vería la luz en 2015.
Pese a la resistencia inicial la serie, que Netflix reconoció que estaba dirigida a un nicho especifico, consiguió un sonido éxito con la emisión de su primera temporada. Un éxito completamente inesperado a nivel global que la ha convertido en una de las series más rentables (en el baremo espectadores/costes de producción) de su historia junto a ‘Stranger Things’ que ha resultado, sin embargo, menos rentable que ‘Narcos’ pero, sin duda, mucho más que algunas producciones concebidas como futuros “hits”.
Una historia no demasiado original…
En un principio, a las sospechas de que ‘Narcos’ no resultaría interesante para ningún espectador que no fuera latino, se unió la de no ser excesivamente original: La vida del llamado “Robin Hood Paisa”, Pablo Escobar, ya había sido llevada a la televisión en 2009 en forma de culebrón de 113 episodios. Una producción de la colombiana Caracol Televisión titulada ‘Pablo Escobar, patrón del mal’ (basada en el libro ‘La parábola de Pablo‘ de Alonso Salazar) había tenido mucho éxito en toda Latinoamérica. La serie llegaría a los Estados Unidos a través de Telemundo, la cadena líder en habla hispana, convirtiéndose en un fenómeno social y en motivo de controversia.
Además el mismo año que se anunció que se produciría la serie Benicio del Toro protagonizaría ‘Escobar: paraíso perdido’ (dirigida por Andrea Di Stefano) en la que daría vida al jefe del cártel de Medellín. Se leyó como un mal augurio que la película no fuera un éxito.
Pero, sobre todo, producir ‘Narcos’ era una especie de ejercicio de metaficción: Durante la tercera y la cuarta temporada de la serie ‘El séquito’ (disponible en HBO) su protagonista, la estrella cinematográfica ficiticia Vincent Chase, se embarca en la producción de ‘Medellín’, una película biográfica sobre Pablo Escobar. Su director se empeña en rodar en español aunque su estrella principal no sabe el idioma y, finalmente, bueno…no vamos a ahorrarles el spoiler y privarles de una serie tan estupenda y una trama tan divertida.
¿Se iba a embarcar la prestigiosa Netflix en un proyecto trillado (ya había una buena cantidad de libros y documentales sobre Pablo Escobar) y que había sido imaginada ya como un chiste por ‘El séquito’? Pues sí.
Una apuesta comedida de Netflix…
Lo hizo de una forma discreta, en realidad. El anuncio del comienzo de la producción en 2014 informaba de que Netflix invertiría 25 millones de dólares por temporada. Un presupuesto intermedio porque superaba los 15 por temporada que había costado levantar ‘Lilyhammer’ en 2012, primera producción de ficción de la plataforma y joya oculta de su catálogo, pero lejos de los 50 que invertiría en 2013 en ‘Hemlock Grove‘ y ‘Orange is the new black‘, un poco más lejos de los 60 por temporada de ‘House of cards‘ y, definitivamente, a años luz de los 180 millones que entre 2014 y 2015 se perderían en ese carísimo fiasco llamado ‘Marco Polo‘ o de los 100 por entrega de ‘Sense 8‘ que es esa serie en la que nadie se pone de acuerdo si es una genialidad o una estafa perpetrada a la luz pública.
La apuesta de “Narcos”, sobre todo, era una apuesta evidente por eso, por hacer una entrada decente en los países latinos (incluido España, claro está) y por la calidad. El presupuesto, al parecer, se estaba yendo en otros proyectos de la plataforma como asegurarse unos dólares extras para sus adaptaciones del universo Marvel que rondan los 40 millones por temporada.
Los fichajes de “Narcos” fueron, en un principio, ajustados a dicho presupuesto: la dirección del proyecto y el diseño de las líneas maestras del mismo se encargaron a José Padilha que se había hecho famoso a escala mundial con ‘Tropa de Élite‘ (2007) y su secuela, ‘Tropa de Élite 2’ (2010) y que ya había tomado el pulso a Hollywood dirigiendo en 2014 la fallida nueva versión de ‘Robocop’. Él fue el responsable de que Wagner Moura se hiciera con el papel de Pablo Escobar.
El talento del actor brasileño, protagonista de la bilogía ‘Tropa de élite’, tuvieron más peso que el hecho de que haya sido incapaz de quitarse del todo el acento brasileño algo que, en todo caso, ha levantado más críticas entre los espectadores latinos que alguna queja de los productores. En defensa de Moura diremos que su talento es tan grande que, a veces, ni se nota.
En los demás puestos del brillante reparto la serie tampoco cuenta con estrellas que aumenten el presupuesto: Pedro Pascal (famoso gracias a su papel de Oberyn Martell en ‘Juego de Tronos’), Boy Holdbrook, Alberto Amman, Bruno Bichir, Juan Pablo Shuk, Cristina Umaña o Paulina Gaitán –por nombrar algunos- son grandísimos profesionales que cumplen con creces el estándar de calidad de ‘Narcos’ pero que no engordan el apartado de nóminas.
El despliegue de producción en cuatro países diferentes (Colombia, Chile, Estados Unidos y Panamá) suena como un gasto tremendo. Solo suena. Las diferentes unidades de rodaje han trabajado de manera paralela y el material se ha montado en los Estados Unidos. Por si fuera poco en los países latinos la producción no habrá encontrado dificultades para hacerse con los servicios de buenos profesionales, posiblemente los mejores que se puedan encontrar en cada uno de ellos, por honorarios mucho más bajos que los fijados por los poderosos sindicatos norteamericanos.
El resultado, brillante, salió al aire el 28 de agosto de 2015. Netflix operaba todavía en “solamente” 50 países. El 20 de octubre de ese mismo año Netflix comenzaría a operar en España y, como era evidente, convirtió a ‘Narcos’ en uno de sus reclamos más importantes para atraer a nuevos abonados.
Y un éxito internacional
En contra de todo pronóstico y pese a su concepción, en principio, pensada para el público latino ‘Narcos’ se convirtió en un éxito. Un éxito poco cuantificable porque Netflix guarda celosamente sus cifras de espectadores y prefiere no hablar de éxitos individuales. Pese a todo, a finales de 2015, Ted Sarandos (responsable de ficción de Netflix) comentó que si bien ‘Juego de Tronos’ era la serie más vista (un poco más de 28 millones de espectadores) había una nueva producción –no especificó cual- que estaba en un honroso segundo puesto.
No hubo que averiguar mucho para entender que se refería a ‘Narcos’. La cifra de audiencia que se barajaba en ese momento estaba cerca de los 14 millones de espectadores que no tienen en cuenta las reproducciones que se hacen desde teléfonos móviles, por ejemplo, y con los que ‘Juego de Tronos’ no cuenta por emitirse por cable en los Estados Unidos. Un éxito que sabe muy bien teniendo en cuenta que, se calcula, que el presupuesto por temporada de la serie de HBO ha pasado de los 60 a los 100 que costará la última tanda de episodios.
Las sospechas de que ‘Narcos’ estaba siendo terriblemente rentable y que estaba cerca de ‘Juego de Tronos’ (salvando las distancias) pero que había superado a la emisión por cable de series como ‘The Walking Dead’ se vieron confirmadas cuando el año pasado, en el documento que informaba a los accionistas de Netflix de que se habían superado los 2000 millones de beneficio, se apuntaba al estreno de ‘Stranger things’ y de la segunda temporada de ‘Narcos’.
La expansión global definitiva de Netflix, que ya se ve en 190 países y cuenta con 70`5 millones de suscriptores, ha venido bien a ‘Narcos’. El portal highspeedinternet.com ha hecho público un estudio de las series más vistas ofrecidas por la plataforma arrojando un curioso TOP5: ‘Sherlock’, ‘Friends’, ‘Narcos’, ‘House of Cards’ y ‘New Girl’. En España es la preferida de los abonados de Netflix (una razón de peso para incorporar en la tercera temporada a Javier Cámara y Miguel Ángel Silvestre…si obviamos la razón de seguir incorporando talento) al igual que en países tan dispares como Kuwait, Guatemala, Marruecos o Chipre.
Netflix ha conseguido popularizar ‘Narcos’ a través de una agresiva campaña publicitaria que, en nuestro país, ha tenido como protagonistas a las dos grandes lonas desplegadas en la Puerta del Sol. En diciembre con el famoso lema “Oh, blanca navidad” y antes del lanzamiento de la tercera temporada con una referencia directa a los casos de corrupción que ha sufrido nuestro país, “Sé fuerte, vuelve Narcos”.
En París una marquesina cercana al Arco de Triunfo se transformó en un reloj de arena blanca que contaba el tiempo hasta el comienzo de la nueva entrega y, en los Estados Unidos, se usaron discretos pero, a la vez, llamativas pegatinas que simulaban billetes enrollados o espejos sobre los que había dibujadas unas rayas de cocaína que fueron distribuidas por baños de bares y discotecas. Una campaña que ha recordado a aquella que HBO llevó a cabo con ‘The Sopranos’ en la que hizo desfilar por el centro de NY una serie de taxis cuyos maleteros iban decorados con un brazo colgando como si en su interior fuera un mafioso muerto.
Complementariamente Netflix ha lanzado campañas de vídeos virales a través de youtube (en nuestro país con una versión de los ex cómicos chanantes de su sketch “hijodeputa hay que decirlo más» adaptado al famoso “hijoeputa” que tanto se dice en la serie).
La viralidad de estas campañas ha ayudado a ‘Narcos’ ha convertirse en un éxito inesperado que ha ayudado a hacer la serie más conocida entre su audiencia pero lo más importante ha sido su capacidad para superar las fronteras culturales de las que hablábamos en el comienzo de este artículo.
Seguramente, desde un punto de vista cultural, ‘Narcos’ tendría que haber sido un fracaso entre el target de espectadores de habla hispana. Incluso parte de la prensa anglosajona se puso en contra, en un principio, de la disparidad de acentos de los actores y sus intentos por resultar “atractivamente” colombianos.
Tampoco hay que desdeñar el hecho de que los hechos narrados no son agradables para Colombia, ni tampoco para muchos países latinoamericanos que pueden verse mal retratados en algunos pasajes de la serie. Es más, puede que los responsables de ‘Narcos’, todos anglosajones, cayeran en la trampa de proyectar sus propios prejuicios sobre la cultura hispana pensando que acertarían.
Curiosamente este nicho de espectadores ha identificado todos estos defectos pero, por razones meramente artísticas, ha preferido pasar por encima de los mismos y centrarse en el acabado final de la serie: un buen drama, con mucha acción, construido con buenos personajes, que se ha construido a medias entre la ficción y el realismo.
La audiencia que no habla nuestro idioma y que no comparte nuestra cultura ha caído seducida, seguramente, por la sorpresa de encontrarse un relato hecho de topicazos pero, también, con la historia inverosímil del ascenso de un tipo pobre hasta la cima del crimen internacional algo retratado ya en producciones como ‘El precio del poder‘, el film de Brian de Palma que se atrevió a contar como la cocaína estaba llegando a espuertas a los Estados Unidos y se convertiría en una plaga.
No cabe duda de que películas como “American Made”, la última película de Tom Cruise, que cuenta las andanzas del piloto Barry Seal y la relación chalada entre la CIA y el narcotráfico no se hubieran rodado de no existir ‘Narcos’. Al menos no hubiera podido contar con un presupuesto tan holgado y una distribución a escala mundial. ‘Traicionado’, el primer biopic de Barry Seal protagonizado por Dennis Hopper de 1991, fue una TV movie que pasó sin pena ni gloria.
En ‘Narcos’ las buenas decisiones han superado a las malas. Una producción de presupuesto discreto hecha para conquistar el corazón latino ha conseguido saltar de su nicho de espectadores (un nicho que ya era goloso para Netflix), ha superado las críticas a su espíritu meramente publicitario y ha conquistado a una audiencia global gracias a la conjunción de mucho talento.
Netflix ha encontrado su ‘Juego de Tronos’, su serie estrella, donde no pensaba que era imposible encontrarla. Esperamos que el siguiente paso sea que la industria audiovisual estadounidense aparque sus prejuicios raciales y comience a tratar de un modo menos paternalista y displicente a la cultura de habla hispana. El resultado de ‘Narcos’ debería de ser un buen comienzo.
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por
Ángel Ramos
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