Challenges facilones, algoritmos y mucho menos dinero para youtubers: el fin del YouTube que conocemos

octubre 05, 2017

Youtubers

«Odio, no me gusta, y me da bastante asco la dirección comercial que está adquiriendo YouTube. Yo entro en Tendencias […] y de los 30 primeros vídeos, me gustan dos, o como mucho, cuatro. Los demás me parecen una puta basura, y lo digo en mayúsculas. Una puta mierda. Vídeos de niñatos para niñatos, vídeos estúpidos sin ningún tipo de sentido ni ningún tipo de gracia».

Ese es el durísimo resumen de la situación actual de YouTube que ha hecho Jordi Wild, el youtuber del canal El Rincón de Giorgio. Es posible que le suene a muchos: es el décimo canal español con más suscriptores, 6,9 millones en el momento de publicar este artículo. Con ese mensaje comenzó el vídeo en el que ha anunciado su marcha de la plataforma, hastiado y decepcionado.

Así prosiguió su mensaje:

«A mí me encanta el humor surrealista, me encanta el humor tonto, el humor de hostias. Pero es que son vídeos cutres, mal hechos, sensijynhg cvacionalistas, con un clickbait cutre». […] «El vídeo es cutre, es malo, yo he picado en clickbaits y he visto un vídeo de puta madre, y he dicho ‘bien, me alegra haber visto esto’. El problema en este tipo de vídeos es que son una basura de retos asquerosos, con piscinas, mansiones…» […]

«En fin, que no me gusta el punto hacia el que está tirando YouTube y me empiezo a notar fuera de juego. Tendría que empezar a hacer cosas que me disgustan mucho. Todos hemos tirado hacia lo comercial muchas veces, sobre todo los canales que vivimos de ellos y tenemos un negocio. No os olvidéis, para mí y para todos los youtubers grandes, su canal es un negocio. […] Lo que está triunfando últimamente me da mucho asco. Yo ya no consumo YouTube, me aburre YouTube».

En el último párrafo está la clave: «me empiezo a notar fuera de juego». Jordi, que cumplió los 33 años el pasado mes de agosto, se refiere a cómo ha invadido YouTube una fiebre por los vídeos sobre challenges, bromas con cámara oculta y otros contenidos en general, a su juicio, vacíos de contenido mínimamente relevante o elaborado. Ahí van algunos títulos de los vídeos que forman parte de Tendencias en España a 20 de septiembre de 2017. Varios de ellos están realizados por adolescentes. Uno en concreto, por un niño de nueve años.

  • VUELVO A LA MANSIÓN Y ME DAN UN REGALO SORPRESA [Dualcoc]
  • ME VOY DE CASA Y ME DESPIDO DE MI NOVIA..
  • BROMA TELEFÓNICA A NUESTRO JEFE | Ft. Joaquin PA
  • FRASES DE REGGAETON EN LA VIDA REAL 2 | Celopan
  • PANCAKE «ART» CHALLENGE – CLASH ROYALE
  • Creamos el CAFE mas GRANDE del mundo en la BAÑERA y nos METEMOS DENTRO !!
  • ADIVINAS SU EDAD??? � 100% IMPOSIBLE
  • MINECRAFT .EXE: ¡RETO DE LA BASE VS INFECCIÓN! �� ¡NADIE SOBREVIVIRÁ! A INFECTION #1!
  • TRANSFORMANDO mi HABITACIÓN en 1 DÍA!! ¿¡ES POSIBLE!? REFORMO mi CUARTO!!

No es algo puntual. Otros titulares del 11 de septiembre fueron «¡¡MANERAS de MOLESTAR a mi NOVIO!! 24H gastándole BROMAS! | FatiVázquez»,»LA PERSONA MAS RARA DEL MUNDO (BROMA) [Jeyx]» o «[¡¡¡Le hago una BROMA muy PESADA a PINO y después le REGALO un SAMSUNG S8+!!!».

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Este auge que viene imperando en YouTube desde hace ya tiempo no es el único motivo de Jordi para alejarse un tiempo de la plataforma, claro. Él mismo cuenta en el vídeo que en el último año, su facturación ha caído un 80%. Por cada 100 euros ganados antes, ahora solo ingresa 20. De esto advirtió el New York Times en marzo: el éxodo de los anunciantes ya estaba cercenando los ingresos de los grandes canales. Allí se pusieron varios ejemplos, como el de un creador que pasó de ganar 6.000 dólares al mes a solo 1.600 con la misma audiencia, o el de otro que pasó de 2.500 a 700.

Un problema añadido: los grandes canales de YouTube han alcanzado un pico en la monetización, más visitas no equivale a más dinero, así que han de buscar vías alternativas a la publicidad programática

Lo peor es que este descenso no fue gradual, sino súbito: casi de un mes para otro, muchos youtubers comprobaron cómo con la misma audiencia o incluso más, sus ingresos se redujeron a la tercera parte o incluso menos. ¿El origen del problema? La publicidad que gestiona YouTube como única vía de monetización en general, cuando grandes anunciantes se marcharon de la plataforma, y el cambio de algoritmo que dejó fuera a muchos youtubers por albergar contenido «sensible» o marcado como exento por ciertos anunciantes.

Vivir únicamente de la publicidad que gestiona Google en YouTube ha dejado de ser una opción para la mayoría de los grandes youtubers. Al menos para los de segunda fila, que cuentan con cientos de miles o algunos millones de suscriptores pero no forman parte. ¿La solución más elemental? Profesionalizar no solo los contenidos del canal, sino también su gestión comercial. Incluir anuncios dentro del vídeo protagonizados por el propio youtuber, o directamente hacer de todo un vídeo un anuncio, o añadir que el vídeo ha sido patrocinado por una marca determinada.

Menos banners, más patrocinadores, más donaciones

No es algo nuevo, pero sí algo que va a tener que ir acrecentándose. Ejemplos hay como el de MasterCard, Puma o Carrefour. Este último caso, de la youtuber Verdelis, fue especialmente interesante por cómo gestionó el paso a un modelo de patrocinios: hizo un sondeo entre sus suscriptores cuando le llegó la oferta y les informó días antes de que iba a aceptarlo. Alguien que entendió que la comunidad manda.

Otra opción es apostar por otras vías de monetización que se puedan publicitar dentro del propio YouTube, como Patreon, un sistema de micromecenazgo para apoyar económicamente a creadores de todo tipo. Es algo cada vez más frecuente entre youtubers de cierto renombre para pedir a su comunidad una donación recurrente o al menos puntual en aras de que el canal siga siendo sostenible. PewDiePie, el youtuber con más suscriptores del mundo, es uno de los que utilizan Patreon. En su caso particular aprovecha su enorme fama y también vende merchandising con su imagen.

Para YouTube esto también es un problema. Depender de sus creadores-estrella también es depender de que no abandonen YouTube para marcharse a otra plataforma (Instagram, Snapchat, Twitch) o directamente a un canal de televisión. Esto último lo vimos en España cuando Alma Obregón, del canal Objetivo Cupcake, dio el salto a Canal Cocina y comenzó a escribir libros sobre repostería.

YouTube intentó acceder a la era post-publicidad con el lanzamiento de YouTube Red hace un par de años (10 dólares al mes a cambio de dejar de ver anuncios y acceder a contenido exclusivo de ciertos youtubers), algo que sigue sin despegar como quizás se esperaba. Lo que sí ha sido un fracaso sonado es YouTube Gaming, que llegó para rivalizar con Twitch y lo único que ha logrado en dos años ha sido disparar la fama del que ahora es un producto de Amazon que no para de crecer y se afianza como líder de los streamers de videojuegos.

¿Otra forma de censura?

El conflicto con numerosos youtubers en torno a la monetización se vio agravado cuando YouTube afinó el sistema que automatiza la aparición o no de publicidad en base a las preferencias de los anunciantes para evitar aparecer junto a ciertas temáticas. Un caso que sirve perfectamente como ejemplo es el de Gaby Dunn, una youtuber angelina que hace unos días vio cómo perdía la monetización de sus vídeos con contenido LGBTQIA (lesbianas, gays, bisexuales, queers, intersexuales y asexuales), como explican en The Outline. ¿El motivo? Que es una categoría que suele ser restringida por los anunciantes, que a la postre son quienes ponen el dinero. YouTube, por lo visto, no ha puesto pegas con estas segmentaciones. Todo lo contrario.

No es el único error: el Modo Restringido de YouTube, que llegó en marzo de 2017, en teoría iba a servir para que pudiese ser activado por padres o escuelas de cara a evitar que menores de edad viesen contenido inapropiado para menores. ¿El resultado? Acabó restringiendo vídeos relativos a la comunidad LGBT, incluido un emotivo vídeo de los votos matrimoniales de dos lesbianas.

Otros youtubers simpatizantes de la extrema derecha estadounidense, también conocida eufemísticamente como alt-right, han pronunciado alguna queja similar por ver cómo sus vídeos dejaban de poder ser monetizados de forma repentina. Uno de ellos fue Mark Dice, quien también es escritor, en declaraciones a Daily Caller. En su canal suele humillar a varios medios de comunicación y ensalzar la figura de Donald Trump.

«Creo que YouTube está cabreado porque muchos canales conservadores se han hecho muy populares en el último año y no quieren que podamos trabajar a tiempo completo haciendo lo que hacemos, ya que nuestro mensaje contradice casi todo lo que representan Google y YouTube».

En el caso de España, más de lo mismo. El mejor ejemplo, por el nivel de fama del afectado, fue Wismichu. Publicó un vídeo titulado «El fin de YouTube» hablando de la caída de los ingresos, si bien algo después explicó que habían vuelto a remontar parcialmente en otro vídeo.

El proceso de desmonetización ha acabado siendo un desastre tan grande que golpea incluso a vídeos exentos de contenido sensible bajo ningún tipo de vista, pero con comentarios negativos.

La sospecha que planea sobre todos los youtubers que han sido víctimas de este proceso es que se está dando la espalda a quienes han creado la fama de YouTube en favor de los anunciantes, lo cual difumina el futuro de la plataforma. El hecho de penalizar de una forma tan exagerada contenidos mínimamente susceptibles para cualquiera (desde apoyar activamente a Trump hasta dos lesbianas besándose) derivan en un correctismo mal entendido que se traduce en intrascendencia. Justo algo que nos devuelve a la queja inicial: YouTube enfoca sus recomendaciones en vídeos estúpidos.

Volvamos a Tendencias

Todo el asunto económico ha supuesto un duro bache para muchos creadores, pero de una forma u otra se puede llegar a tratar de compensarlo con ingresos por otras vías, al menos en ciertos tipos de canales. El problema es que cuando el algoritmo de YouTube promociona tantos vídeos como los que promociona actualmente, en torno a desafíos hechos por quinceañeros para quinceañeros, los mejores creadores se desmoralizan porque ven que con talento y esfuerzo no pueden competir contra el contenido irrisorio, que es lo que YouTube se empeña en publicitar, especialmente desde hace un año.

Su algoritmo, cuyos detalles no son públicos, podría tener en cuenta ciertas variables en el título o en base al tipo de vídeo que suele subir cada canal. Pero, o no lo hace, o lo hace en favor de los tipos de vídeos mencionados.

Con una monetización a la baja o cortada de raíz, y sin apoyo para la difusión de vídeos de calidad en Tendencias, marcharse a otra plataforma o monetizar de forma alternativa ganan enteros

¿Qué puede hacer un youtuber como Jordi Wild si YouTube antepone a niños pequeños creando contenido de muy baja calidad? ¿Cómo se sentiría un presentador de informativos si le desplazasen el telediario a la una de la madrugada porque la hora estrella la reservan para un programa intrascendente y obsceno? Si además los ingresos se reducen, el camino de salida se abre.

Con estas decisiones, YouTube ha conseguido que se propague la creación de vídeos estúpidos como el de un chico que deja que otro le tire agua a presión en el hígado o sucesos como el de una adolescente que mató a su novio de un disparo mientras grababan un vídeo «gracioso» jugando, literalmente, con un arma de fuego.

Lo más flagrante es que haya menores de trece años con canal propio en YouTube, monetizándolo y haciendo publicidad encubierta, y YouTube no haga nada pese a que en sus condiciones de uso dice de forma explícita que los menores de 13 años no pueden tener un canal propio y, que de tenerlo y detectarse, se procede a su clausura. Ni YouTube se cree sus propias normas.

Tuma, con sus 580.000 suscriptores, estalló por el mismo motivo hace pocos meses. A su juicio, la calidad de YouTube ha caído en picado y se ha perdido el nivel de calidad que había antaño, algo que acaba afectando al total de la comunidad.

Algunos youtubers cayeron en la trampa de crear «ese» tipo de contenido con la intención de obtener la recompensa de la visibilidad → visitas → dinero, y acabaron arrepentidos. Un ejemplo fue Juanmasaurus (350.000 suscriptores), quien declaró a eldiario.es haber atravesado una «crisis creativa» que le empujó a producir vídeos con los famosos challenges repetidos hasta la saciedad, de poco ingenio y menor ambición.

¿Qué dice YouTube?

Desde Xataka nos hemos dirigido a YouTube España para preguntarles si hay algún plan más allá de YouTube Red (que, dos años después, sigue sin estar disponible en nuestro país) para revertir la situación de la monetización, así como si hay directrices en la compañía para impulsar el tipo de vídeos al que hemos hecho referencia antes. Para ambas preguntas solo hemos obtenido por respuesta sendos enlaces a artículos de Google sobre dichos temas (la monetización y el algoritmo de la sección Tendencias).

La opacidad de YouTube, la toma de decisiones en contra de su mejor comunidad de creadores o la incapacidad para convencer a sus anunciantes de que no hay por qué huir de la libertad de expresión están acabando con el YouTube que conocíamos. No lo extrañaremos demasiado: su espíritu se mudará a otras plataformas. El vídeo breve ya es cosa de Instagram y Facebook, el vídeo largo pasará a manos de… ¿Twitch? ¿Nuevas posibilidades con Instagram? Veremos.

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La noticia

Challenges facilones, algoritmos y mucho menos dinero para youtubers: el fin del YouTube que conocemos

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Lacort

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