El animal más "peligroso" del Zoo no son ni los leones, ni los osos, ni las serpientes venenosas: son las cebras
Al día de su muerte, Walter Rothschild tenía 250.000 mariposas y polillas, 300.000 pieles de aves, 200.000 huevos de pájaro y, al menos, 144 tortugas gigantes. Sin embargo, no era por eso por lo que conocían a este banquero, uno de los más importantes de su época. Rothschild era famoso en Londres por su carruaje tirado por cebras. Tal y como suena.
Y lo cierto es que si no sabemos mucho sobre las cebras, ese dato nos parecerá una excentricidad más de un banquero con ganas de tirar el dinero. En cambio, si nos hemos cruzado con una cebra en un callejón oscuro sabremos la verdad: Rothschild era un inconsciente. Las cebras son peligrosas. En serio.
Cuando las cebras se rayan
Como explicaba Jared Diamond en “Armas, gérmenes y acero”, durante el siglo XIX se hicieron varios intentos para domesticar a las cebras. Pero eran imposibles. A medida que crecían se hacían cada vez más intratables y llegaban a atacar a los seres humanos de forma muy agresiva. Esto lo saben bien los zoológicos, donde tradicionalmente estos equinos encabezan las listas de daños a cuidadores por encima de leones, osos o serpientes venenosas.
¿Por qué? ¿Qué tienen las cebras que las hacen tan agresivas? El mismo Diamond repasaba algunos de los factores que hacen a unas especies animales más susceptibles de ser domesticadas que otras. Aunque en estos años hemos aprendido mucho sobre la genética de la domesticación y la historia de los primeros estados, muchas de las ideas de Diamond siguen de plena actualidad.
Cosas como la flexibilidad de la dieta, el crecimiento rápido, la facilidad de criar en cautiverio, la capacidad cognitiva y el temperamento siguen siendo útiles para entender estos procesos. Precisamente es el temperamento y la agresividad lo que hacen de las cebras unos animales difíciles. Y no sólo de las cebras.
Quien no te conozca
Diamond señala que no deja de ser curioso que los seres humanos acabáramos criando vacas y montando caballos teniendo otros animales mucho más a mano. Un ejército de jinetes a lomos de rinocerontes sería algo realmente invencible, igual que una gastronomía basada en la rica pechuga del hipopótamo. ¿Por qué domesticamos tan pocos animales africanos?
Muchos expertos creen que esa dificultad para domesticarlos se debe a la coevolución entre estos animales y los seres humanos que se dio en el continente. Al fin y al cabo, nosotros hemos pasado la inmensa mayoría de nuestra historia evolutiva en África. Allí, los animales pudieron aprender a zafarse de nosotros de la mejor manera posible: siendo muy muy agresivos.
Hay muchos más factores, claro. Pero no deja de ser divertido pensar qué hubiera pasado si hubiéramos aprendido a controlar esa agresividad. Hienas, cebras e hipopótamos camparían a sus anchas por medio mundo. Sería, por lo menos, algo bastante curioso.
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por
Javier Jiménez
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