El primer hotel de gusanos del mundo es en realidad un experimento sobre la vejez

octubre 09, 2018

El primer hotel de gusanos del mundo es en realidad un experimento sobre la vejez

Una habitación pequeña, pero cómoda, segura y con todo lo que podría necesitar un gusano para vivir toda su vida: así son los alojamientos del WorMotel, de un laboratorio de la Universidad de Pennsylvania, el primer «hotel» de gusanos nematodos del mundo. Pero este hotel no tiene como objetivo el cumplir con los deseos y placeres de estos gusanos.

En realidad, la finalidad de este «hotel para nematodos» es investigar el envejecimiento, la evolución y, por qué no, la inmortalidad. ¿Para qué nos hacen falta estos gusanos? El quid está en poder manejar a un número así de grande de gusanos de forma automatizada.

Así es un hotel para gusanos

Los nemátodos son gusanos relativamente primitivos. En concreto, Caenorhabditis elegans, que es el huésped principal del WorMotel, es un animalito de apenas un milímetro y que vive solo durante una semana. Es una estancia corta, pero en su «habitación» este gusano dispone de todo lo que necesita para vivir bien durante este tiempo.

Los gusanos son dispuestos en placas especiales de forma automática, donde están sus «habitaciones». ¿Y cómo son? Este hotel tiene todas las comodidades para un nematodo. En los pocillos de la placa hay un gel especial que contiene bacterias. Estas son el alimento principal de Caenorhabditis elegans, quien se alimenta tragando el gel y filtrando «la comida».

La máquina que coloca a los «clientes» en sus habitaciones permite observarlos detenidamente, al microscopio y con una cámara que registra su comportamiento. Cada placa contiene 240 habitaciones, o pocillos, donde los gusanos vivirán durante toda su corta vida.

Durante este tiempo, los investigadores pueden realizar diversos estudios, por ejemplo, cambiando los genes de la bacteria con los que alimentan al nematodo. También pueden administrar sustancias o estudiar patrones entre los gusanos, en un ambiente controlado. Pero lo más interesante no es solo el no perder de vista a estos animales. Lo más importante es poder hacer experimentos con miles de nematodos al mismo tiempo.

Pequeño, pero crucial

Desde que conocemos a Caenorhabditis elegans, este gusanito se ha convertido en uno de los protagonistas de la investigación mundial. Su cuerpo solo tiene unas 1.000 células, bien diferenciadas, es fácil de cuidar y aún más fácil de «ponerlo a prueba» con experimentos. Además, conocemos casi perfectamente sus 20.000 genes.

nematodonematodo

Por si todo esto fuera poco, se adapta muy bien como modelo. Es decir, muchos de los resultados que observamos en este animal podemos extrapolarlos a otros con bastante precisión, cosa que nos facilita la investigación y, sí, también ayuda a reducir el número de animales con los que experimentamos. En concreto, los 20.000 genes existentes en Caenorhabditis elegans tienen roles similares a sus homólogos humanos, lo que nos da ventaja.

Este nematodo nos ha servido para estudiar la longevidad, el cáncer, el metabolismo y hasta la evolución. Su sencillez también nos ha permitido avanzar en materia de «vida artificial» e IAs. En definitiva, Caenorhabditis elegans es uno de nuestros mejores aliados. Y el WorMotel es lo mejor que nos ha pasado (a nosotros) en relación a este bicho.

Una legión de huéspedes para estudiar la vejez

Caenorhabditis elegans tiene unos 20.000 genes. Para entender cómo se relacionan entre sí hay que empezar desde lo más bajo, cada gen y su expresión, hasta ver el cuadro completo: mecanismos de control, epigenética… Esto no es nada, nada sencillo.

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De hecho, solo entender qué hace cada uno de estos 20.000 genes es una tarea titánica. Por ejemplo, si queremos estudiar un solo gen, necesitas en torno a unos 100 gusanos para realizar un experimento. 20.000 genes supone unos dos millones de nematodos.

Si queremos estudiar la relación entre varios genes, tendremos que monitorizar a varios miles de gusanos a la vez, como poco. Esto no es nada sencillo, pero con el sistema diseñado en el WorMotel, esto resulta mucho más fácil. Así lo han puesto de manifiesto sus creadores en un reciente estudio. En él muestran sus resultados sobre el comportamiento de los gusanos con la edad.

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Pero, más interesante aún es que aprovechan el paper para resaltar la utilidad de su WorMotel a la hora de hacer este tipo de experimentos. «Nuestro método demuestra ser una herramienta potente y escalable para el análisis del comportamiento y el envejecimiento de C. elegans, dicen los investigadores. ¿Abrirán sus puertas otros «hoteles» para estudiar otras cosas? Por ahora, al WorMotel no le queda ni una habitación libre.

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Santiago Campillo

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