En el principio fue Barrapunto: "llenamos un vacío que nadie ha recuperado"

octubre 10, 2017

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Acaba de morir Stanley Kubrick, Los Soprano y Futurama llegan a la pequeña pantalla, en la grande se estrena la infame Star Wars: la Amenaza Fantasma. En ese contexto que ahora parece tan lejano, también se estrena Barrapunto, uno de los portales más antiguos en español sobre tecnología, software libre y derechos digitales. Para hacernos una idea de su ubicación cronológica, solo un dato: cuando salió al aire, el 7 de junio de 1999, Terra todavía estaba cocinándose.

En realidad Barrapunto no era más que una adaptación de Slashdot, portal norteamericano de la misma temática en quien se «inspiró» hasta el nombre. De hecho en su estreno utilizó el mismo software (libre, claro), Slash, que funcionaba sobre Linux y permitía tanto la creación de noticias -una suerte de CMS- como la inserción de comentarios bajo estas. Tras el infructuoso intento posterior de implementar sus propios desarrollos, se acabó volviendo a Slash.

Los orígenes de Slashdot, creado un par de años antes, en 1997, también son compartidos. Rob Malda lo fundó a los 21 años y el círculo que inició Barrapunto fue mayoritariamente del entorno universitario. El primer eslogan del portal americano fue «News for Nerds. Stuff that matters» («Noticias para nerds. Cosas que importan»), precisamente el espíritu que germinó a Barrapunto.

Los inicios

Fundadores Barrapunto

En 1995 se conocieron los que acabarían siendo los fundadores de Barrapunto. Javier Candeira Candyman -quien se convirtió en titular de la empresa-, Vicente Matellán VMO, Pedro de las Heras Poncho, Álvaro del Castillo ACS, Manuel Castro Man y Jesús M. González Barahona Baranda fueron los que lanzaron el proyecto en 1999. Casi todos tenían entre 25 y 35 años, todos habían terminado ya sus estudios y varios formaban parte de la docencia universitaria.

En una época en que había muy pocas webs activas en España (al menos comparadas con las que hay casi dos décadas después), y aún menos de nichos específicos, más allá de comunidades concretas como las que se podían encontrar en IRC, Barrapunto quiso aglutinar a la comunidad de software libre de habla hispana. También al público más general pero que compartía interés por la informática, palabra más de moda entonces que ahora.

Era la prehistoria de la blogosfera hispana, y a los fundadores de Barrapunto le acompañaban, todavía en el siglo XX, Carlos Tirado con Bitácora Tremendo, Gustavo Arizpe con Área Estratégica o Raúl Rodríguez y José Venegas con el extinto Subte. Entre 2000 y 2002 ya fueron llegando Terremoto, Blockpocket, ALT1040 y el blog personal de Eduardo Arcos, Minid, Blogalia, eCuaderno, Periodistas21… Y entre 2003 y 2004, la tecera ola, ya con Enrique Dans, Error 500 de Antonio Ortiz, Microsiervos, Bitácoras o la propia Xataka, entre otros. Esta evolución la recogió José Luis Orihuela en 2006.

PC Ni smartphones, ni relojes inteligentes ni pantallas táctiles. Conectarse a Internet en 1999 era terreno de ordenadores como este.

Para entonces también había algunas comunidades y portales, como Telépolis o Terra (que surgió algo después), las cuales tenían verticales para casi todo el mundo, pero definitivamente no eran lo mismo que Barrapunto ni tenían el mismo sistema que potenciaba tanto la participación del usuario. En esa época, «del internauta». En ese contexto, Internet estaba en edad muy temprana, sobre todo en España. Montar un servidor, por ejemplo, no era algo de conocimiento tan habitual como hoy. Hacía falta cierta experiencia, motivo por el cual difícilmente podía entrar en la lista de fundadores alguien en edad universitaria: ni siquiera era algo que se enseñase en la carrera de Informática.

Aunque quien estaba a la cabeza del proyecto, sobre todo a nivel de gestión, era Candyman, la historia de Barrapunto tampoco se entiende sin la figura del mencionado Jesús M. González-Barahona, hoy profesor en la Universidad Rey Juan Carlos. En el momento de su fundación tenía 33 años y ya llevaba un tiempo trabajando de administrador de sistemas. También pasó por la docencia universitaria.

Un día se encontró con Slashdot, interactuó algunas veces con sus usuarios y… el germen de todo: advirtió que su código fuente estaba disponible. Lo montó en su ordenador, vio que le resultaba sencillo, y se lo comentó a algunos amigos. La idea era montarlo en una máquina en Internet, pero en español. «Fue como empezar un juego muy divertido», recuerda Jesús casi dos décadas después.

Maxresdefault Jesús M. González-Barahona. Imagen: EOI – Escuela de Organización Industrial.

«Veníamos de comunidades distintas, pero todos estábamos acostumbrados a las listas de correos y demás herramientas de la época. Primero experimentamos con una lista de correo, hacía falta estar apuntado en ella para ver los contenidos, no bastaba con visitar la web. Probamos un montón de cosas, difundimos su existencia por varias listas de correo más. Y a la gente le gustó, nos enviaban contenidos interesantes…». Así recuerda Jesús el comienzo de una historia en la que todavía no existían ni los blogs. No había formas sencillas de compartir en Internet, ni mucho menos masivas. Únicamente había listas de correo con temáticas concretas.

«Barrapunto nos resolvió a muchos una necesidad de encontrar y compartir, fue un sitio para marcar cosas que nos parecían interesantes en torno a la temática que nos gustaba a los que empezamos: tecnología y software libre». Los primeros miembros que sacaron adelante la idea se iban organizando para administrar y aprobar los contenidos que llegaban a la cola. Así la ídem no se hacía demasiado larga y la web se actualizaba con frecuencia.

De hobby a negocio

Inicialmente era un proyecto entre aficionados, pero pronto la facturación comenzó a subir y se tuvo que constituir como empresa. Fue el 29 de junio de 2000, cuando con el mínimo capital social posible y con domicilio social en la calle Reina Mercedes, de Madrid, se comenzó a cocer la actividad empresarial de Barrapunto.

Como tantos otros negocios digitales de la época, Barrapunto comenzó como un hobby y tuvo que acabar dándose de alta como empresa

Era un contexto tan complicado para las empresas con Internet como epicentro de su actividad que el CNAE (Clasificación Nacional de Actividades Económicas) en el que se tuvo que inscribir fue el de «Otras actividades de consultoría de gestión empresarial», en el sector declarado «actividades profesionales, científicas y técnicas». No obstante, en los ficheros del Registro Mercantil a los que hemos podido tener acceso sí se especificaba que su actividad principal eran «servicios privados de telecomunicaciones».

Con esa facturación alcista se incorporó a otra empresa a la que se le pagaba por el hosting. Los pequeños ingresos que llegaban provenían de los banners publicitarios ubicados en una época en la que el CPM (ingresos generados por cada mil impresiones) era mucho mayor que el actual. Luego se fueron incorporando profesionales, empleados directamente por Barrapunto, pero siempre en la parte de gestión técnica.

BP La portada de Barrapunto en octubre de 2004.

Uno de estos empleados era Miguel Vidal, hoy CEO de FLOSSystems. Llegó a Barrapunto como uno de los primeros usuarios, y al poco pasó a ser parte de la plantilla profesional.

Miguel Vidal

«Me incorporé como administrador de sistema en 2001, y allí estuve hasta 2008. Barrapunto estuvo a mi cargo durante siete años, tanto en su aspecto técnico como en su vertiente editorial. Me encargaba de forma remunerada de toda la plataforma hardware -tres servidores físicos-, sistemas operativos y el código fuente, un fork en Perl de Slashdot con el que me estuve peleando durante años».

La labor editorial, aunque también fue responsabilidad de Miguel, siempre fue fruto en muy buena medida de los propios fundadores y de varios editores y colaboradores que se iban sumando desinteresadamente al proyecto. Entre todos ellos iban añadiendo a la portada el contenido que los usuarios enviaban y gestionando posibles incendios en los comentarios, qué le vamos a contar a nuestra querida comunidad xatakera.

Eran los años potentes de la plataforma, de alto tráfico y poderosa relevancia. En aquellos tiempos se usaba el término «efecto Barrapunto» para referirse a las ocasiones en las que algunas webs se caían tras llegar un contenido suyo a portada de la web, fruto de la avalancha de tráfico repentino.

Menéame y acciones por un euro

El tiempo iba pasando para Barrapunto. Eran los primeros años del nuevo milenio, cuando la sociedad empezaba a descubrir Internet y el crecimiento de «internautas», como se decía entonces, iba creciendo exponencialmente. Otros proyectos que en mayor o menor medida competían con Barrapunto fueron llegando, aunque Jesús M. González-Barahona destaca dos más: Menéame y los blogs.

«Barrapunto tenía sus propios blogs, con hilos propios muy parecidos en funcionamiento. Pero llegó una época en la que la gente quería tener su propio blog». Algo bastante comprensible, no solo por la novedad sino por el perfil del usuario de Barrapunto, de muy alto conocimiento tecnológico. Sobre Menéame, la clave a la que señala Jesús fue al sistema de llegada a la portada: «El modelo de Menéame era el mismo que el de Digg, pero lo entendió mucho mejor. Tenía un modelo que hacía que el usuario se sintiese mucho más decisivo sobre lo que llegaba o no a portada. En Barrapunto, en cambio, el usuario proponía y el editor decidía».

bp07 La portada de Barrapunto en julio de 2007.

Algo que también erosionó al espíritu de la comunidad del sitio fue la relación entre ruido y calidad. Gestionar tantísimos comentarios era complicado, sobre todo si nadie se dedicaba profesionalmente a ello. Jesús habla de una comunidad autosostenida, algo que no se pudo autosostener en el tiempo. «Llegó un momento en el que la mayoría de los que empezamos, e incluso algunos editores, ya apenas atendíamos a Barrapunto. Estuvimos un par de años buscando una solución, pero ninguna nos parecía del todo viable. Finalmente, Candeira [Candyman] dijo que él creía que se podía encargar, así que el resto le vendimos las acciones a un precio simbólico, creo que de un euro, y él pasó a encargarse del mantenimiento».

La decisión con los comentarios fue nunca censurar, sino bajar el nivel de relevancia de ciertos comentarios y que éstos se autoocultasen. Si alguien lo veía era porque quería verlo, quería saber qué se había dicho y ahora quedaba ocultada. La navegación era más limpia para quien quería evitar trolls y discusiones elevadas de tono, pero a la postre eso tampoco solventó la fuga paulatina de usuarios. Se llegó a prototipar un sistema de karma similar al que lleva años funcionando en Menéame, pero nunca fue lanzado. «Me costa que eso es algo en lo que Menéame ha trabajado mucho y que funciona muy bien».

Barraproblemas

La llegada y auge de Menéame, al fin y al cabo, tuvo efecto en las cifras de Barrapunto. Lo recuerda Jesús Amieiro, otro editor de la web. «Empecé como usuario en 2003 o 2004, y sin duda Menéame hizo que muchos emigrasen. Sobre todo porque los editores dejaron de publicar de forma asidua. Cuando te pasas días o hasta semanas sin publicar nada, pues los usuarios van dejando de entrar. Cayó el interés. Menéame no es una competencia tan grande, y cada vez lo fue menos. Es generalista, y Barrapunto se centraba en tecnología y software libre».

Jesús Amieiro.
Y eso que en Menéame alcanzaba la portada incluso un simple aviso de que un rediseño en Barrapunto estaba a punto de llegar. Los comentarios, por supuesto, seguían la tónica infalible de cualquier rediseño digital: odio a la novedad, indiferencia posterior, y aceptación final. Como epílogo, repetición del ciclo con el siguiente rediseño. «¡Pero si el anterior era perfecto!». Pero ese es otro tema.

Amieiro, por su condición de usuario muy activo, pasó a ser editor de forma no-remunerada en 2008 o 2009. Para entonces ya había advertido ese bajón de tráfico que comenta, y que con el paso del tiempo se hizo más acusado. 2011 fue un punto de inflexión: para entonces las redes sociales y YouTube ya eran masivos, incluso Megaupload y Megavideo. Llamar la atención en Internet siempre es más complicado cuando a tu alrededor hay estímulos poderosos, aunque no tengan mucho que ver con tu temática. Fue ahí cuando tuvo una conversación con Candeira: le propuso profesionalizar la labor editorial de la web para poder mantener un flujo adecuado en la portada y frenar la sangría de usuarios. Candeira no aceptó. «Para él, estaba bien como estaba».

La parte técnica también fue fruto de algunos apuros. No requería de un trabajo constante, con dos turnos de ocho horas diarias, pero sí requería que cuando surgía un problema, hubiese una alta disponibilidad para poder solucionarlo rápido. «Sé que Javier lo intentó, pero imagino que llegó un punto en que la vida no le daba para más», añade González-Barahona.

Foto Javier Candeira Javier Candeira, *Candyman*, en 2009. Imagen: Semanal del Campus.

«Era un mundo pro-Linux, pro-software libre. Teníamos muchísima libertad. Con normas de estilo, pero con bastante libertad. El portal me gustaba, quería que siguiese adelante, pero tenía que profesionalizarse. Con los ingresos del portal podía ser sostenible, pero no sé por qué no interesó. Candeira, que es quien lo gestiona, está ahora mismo en Australia, bastante desvinculado del tema. Otros usuarios también se han ido desvinculando del proyecto», remata Amieiro.

Así, Barrapunto llegó a una especie de crisis de los 40. Mirarse al espejo costaba porque ya no era lo mismo que fue, y además tampoco sabía en qué se convertiría. Llegaron las dudas existenciales y las preguntas complicadas de responder. Cuando aparece una crisis así, solo hay una forma de superarla: aceptar que el tiempo pasó, que ya no se es el mismo y empezar a construir el futuro. No es algo fácil ni mucho menos placentero, pero perder el tiempo contándose las canas solo empeora el resultado. Barrapunto necesitaba volver a sentirse satisfecha consigo misma, algo que no ocurrió. El pasado no vuelve, pero lo aprendido siempre queda. El problema es que ese aprendizaje se destinó a otros proyectos.

Un lentísimo adiós

Como todos los cataclismos, el abandono de Barrapunto sucedió poco a poco. Los fundadores se fueron diluyendo en sus carreras laborales. Muchos factores influyeron en que fuesen dejando atrás el proyecto, algunos de ellos fueron el cese de algunas inquietudes en aras de una vida familiar según se cumplían años, o el más evidente, el paulatino desinterés por una actividad por la cual casi nadie veía ni un duro.

En 2017, Barrapunto es una casa abandonada. Se niega a ser derruida pero no tiene más vida que la de algún transeúnte perdido que de vez en cuando aterriza allí

Todos los ingresos iban a parar a los sueldos de las poquísimas personas en plantilla, el hosting y gastos derivados, algo que hemos podido constatar en diversos depósitos de cuentas del Registro Mercantil. Así, la comunidad se fue reduciendo hasta llegar prácticamente a cero. En el momento de la publicación de este artículo, la portada de Barrapunto muestra contenidos de hace 42, 55, 57, 60 y 64 días.

«Yo creo que todos nos lo pasamos muy muy bien con Barrapunto, era una época peculiar. El principio fue justo cuando las puntocom. Hubo incluso gente que habló con nosotros para comprarnos, en realidad no era nada serio, sino maniobras habituales en ese contexto, pero eran momentos muy excitantes. Vivimos muchas cosas de primera mano», rememora González-Barahona.

Www Retroaccion Org La portada de Barrapunto en noviembre de 2009. Casi ocho años después, el diseño nunca ha vuelto a modificarse.

«En su momento, llenamos un vacío que nadie ha recuperado, quizás porque los temas también han ido evolucionando. Éramos entusiastas de tecnologías libres en la época de los congresos de Hispalinux, las campañas contra las patentes de software… Se intercambiaban ideas, salían iniciativas grandes a partir de meros comentarios… Menéame es otra cosa. Ese tema se ha difuminado, permea mucho más que la tecnología. Fuimos un medio de comunicación de mucha gente con cierta forma de ver la tecnología«.

Víctor Ruiz, un editor, hoy es ingeniero en Red Hat. Pedro de las Heras, Doctor en Informática y profesor así como instructor de reiki. Otro antiguo CTO, Álvaro del Castillo, también profesor e informático. Manuel Castro es Quantitative Analyst en el Banco Santander. Vicente Matellán, profesor de la Escuela de Ingenierías Industrial e Informática de la Universidad de León. Todos terminaron haciendo su carrera, la mayoría en torno a campos técnicos de alta cualificación. Hoy Barrapunto es poco más que un recuerdo que convive con los gigantes tecnológicos de 2017 en armónica depresión. Es, como dirían los gallegos, el «estouche moi mal, vou morrer», pero que nunca «morre».

Javier Candeira, Candyman, socio fundador y titular de la empresa que compró las acciones al resto de socios, rechazó participar en este reportaje.

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La noticia

En el principio fue Barrapunto: «llenamos un vacío que nadie ha recuperado»

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Javier Lacort

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Xataka
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