La loca, loca carrera por crear el coche volador autónomo: 17 proyectos, conceptos y prototipos de vehículos voladores
Cuando cada vez hay más propuestas de coches eléctricos y alguno que otro híbrido «verde», hay empresas que miran más allá en lo que se trata de los coches del futuro. Concretamente miran al cielo, porque cada vez son más las propuestas de taxis y coches voladores, sumando las de empresas ya conocidas y las que intentan hacerse un hueco.
Suele tratarse de diseños muy futuristas, que ahora mismo cuesta considerar realistas teniendo en cuenta los intentos que hemos visto ya. No se trata de un objetivo fácil, aunque el nivel tecnológico al que hemos llegado en lo referente a transporte es alto, los vuelos exigen mucha energía y las baterías actuales han de mejorarse para que den más autonomía con menos volumen entre otros aspectos, pero hay un auge en las iniciativas desde hace algo más de dos años y muchas apuntan a un claro fin: un futuro de tráfico aéreo autónomo.
Los más conocidos
Un proyecto como éstos implica, además de conocimientos, una cantidad importante fondos sólo para empezar. De ahí que pueda ser «más fácil» para una compañía grande, si además ya se dedica a poner vehículos en el aire.
Es el caso de Boeing, que hace unos días anunciaba la creación de una nueva división orientada al mercado de los vuelos autónomos, Boing NeXt. Explicaba el CTO de la empresa, Greg Hyslop, que el desarrollo de vehículos voladores (autónomos) «va a llegar en los próximos años» y que «el transporte ha de ser multi-modal», hablando de que usarán blockchain e inteligencia artificial para desarrollar un sistema de control del tráfico aéreo..
No se hace muy extraño de esta compañía que contemplen un objetivo así cuando ya aseguraron que llegarían al ser humano a Marte antes que Elon Musk, eso sí, colaborando con la NASA. E hilando con esto, precisamente la agencia espacial estadounidense se asoció con Uber en otro proyecto de taxis voladores.
Lo que dijeron en su momento es que, en una primera fase con aeronaves eléctricas (para viajes cortos y llevadas por humanos), la NASA sería la encargada de desarrollar un nuevo sistema de gestión de tráfico aéreo. Al mismo tiempo, Uber estará desarrollando su propia aeronave eléctrica y autónoma, ideada para sustituir a las pilotadas.
Las naves eléctricas de la primera etapa, así como los pilotos, serán suministradas por empresas colaboradoras mientras que Uber sólo pondrá el sofware y se llevará una comisión por cada viaje. El servicio, llamado UberAIR, se pondrá en fase de test en 2020 dentro de la ciudad de Los Ángeles, pero la empresa pretende llevarlo a Dallas y Texas (regiones diana al tener la mayor cantidad de atascos en Estados Unidos).
Todo esto después de que las cosas no funcionasen con otro gigante de la aviación, porque la idea inicial de Uber era colaborar con Airbus. Pero finalmente éstos fueron adelante por su lado con CityAirbus, un proyecto del que tuvimos novedades el pasado mes de octubre prometiendo los primeros vuelos en este mismo año tras asegurar que las pruebas del sistema eléctrico de los vehículos habían concluido exitosamente (ya vimos que hizo las primeras pruebas de sus helicópteros autónomos).
Las naves CityAirbus serán de tipo VTOL (Vertical Take-Off and Landing, o despegue y aterrizaje verticales) con cuatro rotores, cada uno con dos motores eléctricos de 100 kilovatios y con su batería de de 140 kilovatios (que proporcionarán una autonomía de hasta 15 minutos). La velocidad máxima será de 120 kilómetros/horas y cabrán cuatro pasajeros, y aunque la idea es que sean autónomas podrán ser pilotadas también por seres humanos, pensando en que estén funcionando así hasta que la legislación permita los vuelos autónomos.
De coches con ruedas a coches con hélices
En mayo de 2017 Toyota anunciaba que invertía en la empresa Cartivator, creadora del vehículo volador eléctrico SkyDrive, apostando así por el mercado de los coches voladores. La compañía japonesa invirtió 9.300 millones de dólares en nuevos desarrollos, tecnologías y proyectos orientados a crear los vehículos del futuro (siendo unos 400.000 dólares para SkyDrive) con la idea de tener listo un prototipo funcional en 2018 y un producto comercial a inicios de 2020 (y que esté listo para los Juegos Olímpicos de Tokio).
Y en noviembre de 2017 era la empresa matriz de Volvo, Zhejiang Geely Holding Group, anunciaba la adquisición de Terrafugia, una empresa especializada en la creación vehículos voladores desde 2009, teniendo ya varios prototipos (como el TF-X) y la intención de comercializar su primer vehículo en 2019. No se desveló nada más del acuerdo o de las características finales de sus vehículos, así que quedará ver si finalmente lo presentan en un año.
Algo más tarde supimos de la intención de Porsche, según dijo el jefe de ventas de la empresa, Detlev von Platen, a la revista alemana Automobilwoche. Se trataría de un vehículo sencillo que ni siquiera requeriría licencia para conducirlo, pero no dieron muchos más detalles.
Pero no acaba aquí. Hace pocos días era Rolls-Royce la que se subía al carro de los taxis voladores, desvelando su concepto de vehículo eléctrico de despegue y aterrizaje vertical (EVTOL) en el Farnborough International Airshow 2018. Un diseño orientado a que pueda adaptarse para los distintos tipos de transporte (personal, público, mercancías e incluso militar).
Empresarios que miran más al cielo que a tierra
Hay otras empresas conocidas que en algún momento se han planteado intentarlo con los coches voladores, aunque en principio su labor matriz no esté relacionada con el automóvil y ni siquiera con el transporte. Fue el caso de Kalashnikov Concern, empresa rusa conocida por su rifle AK-47 y por ser el mayor fabricante de armas de Rusia, que en septiembre de 2017 presentaba un nuevo proyecto alejado de todo eso: un prototipo de vehículo volador.
Si bien es cierto que Kalashnikov Concern forma parte de la empresa rusa de defensa Rostec, llegando a presentar un tanque controlado por un sistema de inteligencia artificial, su último invento se trataba de un vehículo sin armas impulsado por ocho pares de rotores integrados en un marco de metal sobre el que va montado el piloto (es decir, la idea era un coche volador eléctrico, pero no autónomo). Pero hablamos en pasado porque nada más se supo de esto, y el único vídeo que había fue eliminado.
El que sí lo tuvo claro, y lo sigue teniendo, es Larry Page (co-fundador de Google), quien en 2017 invertía 100 millones en dos empresas dedicadas a los vehículos voladores (Kitty Hawk, tras haber fundado Zee.Aero) y que al parecer también invirtíó en otra, Opener, según The Verge. Un mercado que, sin decirlo directamente, parece haberle interesado desde hace casi diez años, teniendo en cuenta que la inversión en Opener data de 2014 y que en 2009 ya hablaba de conceptos de coche volador a Marcus Leng, fundador de Opener (antiguamente Skykar).
Los frutos de Kitty Hawk ya los hemos visto, y hace relativamente poco. El pasado mes de julio vimos volar a Flyer, un vehículo volador (que no «coche») impulsado por diez motores eléctricos, los cuales cuentan con tecnología de estabilización automática, con un peso de apenas 113,5 kilogramos, una batería de litio con 20 minutos de autonomía e ideado para que su conducción sea lo más intuitiva posible.
Lo que tampoco se sabe es qué estrategia está siguiendo Page y el por qué de invertir en varias empresas dedicadas a lo mismo (que de hecho son competencia). Puede que se trate de una preparación ante un mercado emergente para hacer frente a empresas grandes como las que hemos mencionado antes, ya que las compañías que controla el empresario desarrollan tres de los proyectos más ambiciosos de coches voladores, según Verge.
Dubái, ciudad de drones autónomos
Dubái es un lugar fantástico de historias que también lo son. El año pasado, Mattar al-Tayer, jefe de la Agencia de Transportes de Dubái (RTA por sus siglas en inglés), anunciaba que tenían un acuerdo con la empresa responsable del EHang 184 para que la ciudad tuviese taxis voladores. El EHang 184, como vimos, es un dron de ocho hélices ideado para el transporte individual que hizo su vuelo de debut ya en los cielos de la ciudad y algunos tests demostrando cómo el dron acudiría a la solicitud del usuario desde su móvil.
Desde la RTA también se atrevían a dar la fecha aproximada para verlo volar por Dubai: julio de 2017. Aún no hay un sistema de taxis voladores en Dubái (el plan es que el 25% de los pasajeros vayan en vehículos autónomos en 2030), aunque al menos sí se produjo el primer vuelo del EHang con humanos dentro (algo que hasta febrero de 2018 no se había producido).
Aunque no es éste el único acuerdo que ha firmado la agencia dubaití, dado que en junio de 2017 anunciaban la cooperación con la empresa alemana Volocopter, responsable del desarrollo de un concepto de helicóptero eléctrico autónomo. De este modo, Volocopter recibía luz verde para comenzar con sus primeras pruebas reales.
El Volocopter es un vehículo de 18 hélices totalmente eléctrico en cuya cabina caben dos pasajeros. Se suple de nueve baterías intercambiables que dan una autonomía aproximada de 30 minutos, alcanzando una velocidad máxima de 100 kilómetros por hora.
Dubái también autorizaba las pruebas de Scorpion-3, una moto voladora que se probó por el departamento de policía de la ciudad y que era fruto de la empresa rusa Hoversurf. Compañía que anunció que trabajaba en «Project Formula», un vehículo VTOL con alas plegables para que se adapte a las ciudades actuales y pueda caber en cualquier garaje. Pero no se supo más de esta idea de coche volador y de hecho ni siquiera la web está activa.
Los proyectos de los «nuevos»
Además de todos éstos hay (o ha habido) más proyectos de coche volador, unos con más suerte que otros. En verano de 2017, en pleno Paris Air Show, eran los de Aerobobil los que hacían acto de presencia con su coche volador, aunque de motor de combustión y pensando en autonomía a largo plazo. Aunque no se trataba de una empresa del todo desconocida ni nueva, porque en 2014 ya supimos de sus intenciones.
Aunque un par de años antes quien ya se pronunciaba era el fabricante holandés PAL-V, quienes en 2017 presentaban el diseño final del PAL-V Liberty, su vehículo volador (también de combustible). Un triciclo con un sistema de propulsión dual basado en motores Rotax, de modo que uno sirve para conducir en tierra y el otro para el aire, para el cual ponían en marcha las reservas con ida de empezar a producir en 2018.
De Lilium supimos en 2016, proyecto de vehículo volador eléctrico que nacía gracias al apoyo de entidades tales como la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Universidad Técnica de Munich. Nos prometían vuelos tripulados a inicios de 2017 y en parte cumplieron, porque el año pasado Lilium realizaba su primer vuelo](https://www.xataka.com/vehiculos/el-increible-taxi-volador-electrico-y-con-despegue-vertical-de-lilium-finalmente-ha-realizado-su-primer-vuelo), aunque controlado de forma remota).
Los que como PAL-V también pusieron en marcha la reserva de uno de sus vehículos son los de Workhorse con SureFly), un vehículo con ocho motores (cada uno con su propio rotor) con motor de combustión interna y una una batería de litio como respaldo. También estuvieron en el Paris Air Show de 2017, aunque no hicieron ninguna demostración prometiendo los primeros vuelos para este 2018.
De lo que no habíamos vuelto a saber es de Passengerdrone, en parte porque fue adquirida por Astro Aerospace. El vehículo volador compuesto por una cabina biplaza y 16 motores eléctricos estaba en un estado bastante avanzado tras tres años de trabajo, y con el cambio no ha sido cancelado, pero si renombrado a AA360, pero seguimos sin saber fecha de disponibilidad.
Las expectativas están por todo lo alto
Además de lo llamativo de estos transportes, se colocan como transporte del futuro por unas necesidades muy presentes: la congestión en ciertas ciudades y las emisiones que los motores de combustión, que contribuyen al exceso de óxidos de nitrógeno y carbono en la atmósfera. De ahí que la mayoría ya piensen en hacerlos eléctricos (aunque haya propuestas que empiecen con motor de combustión, quizás por empezar por el «camino fácil» para adquirir atención y posteriormente evolucionar a lo eléctrico).
En teoría los coches voladores serán más silenciosos que los helicópteros convencionales, además de que requieren puntos para aterrizar y despegar más pequeños (con la idea de que éstos figuren en la calle o incluso en plazas de garaje, y no requieran una azotea entera). También falta que se regulen sus vuelos y permisos en algunos casos, sobre todo considerando que la intención es que sean autónomos. Veremos cómo evoluciona todo esto, probablemente aún nos quede mucho que ver.
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por
Anna Martí
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