Sobre el liderazgo
Ronald Lippitt y Ralph K. White, colegas de Kurt Lewin, realizaron un estudio con grupos de jóvenes. Aunque resulta arriesgada la generalización de conclusiones, iluminaron los efectos que distintos climas sociales tenían sobre el comportamiento de las personas, su rendimiento en la realización de tareas y satisfacción personal. Existen muchos tipos de líderes en función del estilo de liderazgo prioritario que utilicen.
Autoritario (autocrático): Liderazgo orientado a la tarea y la acción. Se prima la disciplina, la obediencia al líder y la eficacia. Bajo este esquema, el líder asume toda la responsabilidad de la toma de decisiones, inicia las acciones, dirige, motiva y controla al seguidor. La decisión se centraliza en el líder. Puede considerar que solamente él es competente y capaz de tomar decisiones importantes, puede sentir que sus seguidores son incapaces de guiarse a sí mismos o puede tener otras razones para asumir una sólida posición de fuerza y control. La respuesta pedida a los subalternos es la obediencia y adhesión a sus decisiones.
Democrático: Liderazgo orientado al grupo. Se fomenta la participación del equipo en la toma de decisiones. Bajo este esquema el líder utiliza la consulta para practicar el liderazgo. No delega su derecho a tomar decisiones finales y señala directrices específicas a sus seguidores pero consulta sus ideas y opiniones sobre muchas decisiones que les incumben.
De rienda suelta o “laissez faire”: Funciones del líder dispersas en los componentes del grupo. Se delega la autoridad en los miembros del equipo. Bajo este esquema el líder delega en sus seguidores la autoridad para tomar decisiones. Espera que los subalternos asuman la responsabilidad por su propia motivación, guía y control. Excepto por la estipulación de un número mínimo de reglas, este estilo de liderazgo, proporciona muy poco contacto y apoyo para los seguidores. Evidentemente, el seguidor tiene que ser altamente calificado y capaz para que este enfoque tenga un resultado final satisfactorio.
Cuando el Maestro gobierna,
la gente apenas percibe su existencia.
Inferior gobernante es aquel que es amado.
Inferior más aún el que es temido.
El peor, el despreciado.
Si no confías en la gente,
la gente pierde su confianza.
El Maestro no habla; actúa.
Cuando su tarea concluye,
la gente dice: «Asombroso:
¡lo hicimos nosotros solos!»
Tao Te Ching